martes, 20 de diciembre de 2011

LA CÁRCEL INVISIBLE

No recuerdo cuándo fue el día en que entré por voluntad propia en esta celda incómoda y asfixiante. Tal vez fue aquel día en que dejé de creer en mí o cuando perdí la confianza en todo aquello que me rodea.

Empezó siendo un refugio engañoso y me ha ido atrapando poco a poco, cerrando ventanas. Ya no sé lo que hay fuera. Hay un pequeño agujero en la pared pero tengo miedo a mirar.

Se ha ido alimentando de mis dudas, inseguridades y miedos. Fabrica pesadillas que aún despierto me torturan, con el único objetivo de hacer inútil cualquier intento de fuga.

No hay comentarios: